El 04 de marzo empezó una nueva aventura y un sueño que hace tiempo teníamos. A Paulina y a mi se nos ha dificultado ser el tipo de persona que se asienta en un mismo lugar. Nos aburrimos demasiado rápido.
Trabajábamos en un restaurante en Ciudad de México y de un día para otro decidimos renunciar para cumplir una meta.
La idea principal de cuando flotas siempre ha sido mantenerse en constante movimiento. Crecer y que nos conozcan pero sin dejar de ser un proyecto artesanal.
Al tener ideologías low waste, acordamos comprar nuestros insumos a granel (como de costumbre) y llevárnoslos a nuestro viaje. Fuimos en mi coche de ciudad de méxico a Coatzacoalcos, donde paramos una noche a descansar ya que era la primera vez que manejaba en carretera y estábamos un poco nerviosas.
La carretera estuvo muy ligera, sin nada de tráfico. Inclusive nos dio tiempo de pararnos a hacer algunas fotos. Nos hicimos seis horas.
Al día siguiente, pasamos a desayunar a un café cerca del hotel y después emprendimos el viaje hacia San Cristóbal de las casas.
Nos hospedamos en un hostel llamado “La posada del abuelito”.
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS
VOLUNTARIADO
Llegamos el día 08 de marzo a “por la montaña agroecología”. Quedamos de vernos con Daniel, el líder del proyecto para hablar un poco más de nuestras metas siendo voluntarias. Lo seguimos en el coche para poder llegar al lugar y quedamos enamoradas. El espacio es realmente increíble. La paz y el aire que respiras te transmite demasiada pureza.
Nos enseñaron todo el esfuerzo que hay detrás de la agroecología. Al principio no teníamos muy claro que significaba siquiera el término y terminamos convencidas que es algo que nos gustaría practicar más a fondo.
Ellos reciben residuos orgánicos de restaurantes, los cuales los usan para alimentar a los cerdos y la composta de lombrices.
El excremento de estos animalitos sirve para las camas de tierra que tienen que hacer. Son tareas pequeñas pero muy duras que tienen que ir realizándose todos los días.
Miguel, un chico de 28 años es quien normalmente lleva a cabo estas actividades. Don Pablo, originario también de San Cristóbal de las casas estaba a cargo de levantar el hogar de los próximos voluntarios.
Actualmente, estos tres increíbles personajes son los únicos que viven ahí, pero esperan que las personas que lleguen a ayudarles puedan tener un espacio también.
LA DESPEDIDA
A pesar de ser chiapaneca, nunca había conocido mi estado con tanta profundidad. Nos fuimos a perder para encontrarnos de nuevo. Viajamos mucho, reímos, lloramos e hicemos muchos amigos.
Estamos muy acostumbrados a creer que las cosas son para siempre, pero este viaje nos sirvió para aprender a disfrutar las cosas efímeras y después; dejarlas ir.
Queremos agradecerles a todas las personitas que nos ayudaron a que esto fuera posible. A todos los que nos compraron, compartieron, recomendaron. Tanto en Chiapas como en CDMX. Nos fuimos con mucho amor en el corazón. Les queremos tantísimo!